“12 aceites y 1 difusor”
Este podría ser el título del primer capítulo de la historia de mi vida, una vez descubrí los aceites esenciales.
Todo empezó un verano en medio de un bosque. Allí tuve una especie de revelación y conexión muy fuerte con la naturaleza. Desde pequeña, siempre que voy a la montaña, tengo la sensación de estar como en mi hogar. Pero esta vez fue como una llamada que costaba entender pero que sabía que debía seguir.
Pasaron las semanas y llámalo coincidencia, casualidad o como quieras llamarlo, pero no paraban de aparecer, por todos lados (televisión, revistas, anuncios…) Información sobre todos los productos dañinos que tenemos en casa.
A los pocos días, siguiendo un impulso, decidí regalarme el kit de inicio de Young Living.
Como una buena hada o…. ¿bruja? (aún no tengo claro si tengo más de una o de otra), pero la cuestión es que empecé a elaborar mi propia cosmética natural y productos de limpieza.
Iban pasando los días y yo cada día más emocionada con mis botecitos que huelen tan bien y casi por casualidad, le apliqué a mi monstruito una crema en las piernas. ¿Cuál fue mi sorpresa? Como por arte de magia había desaparecido un problema de la piel que llevaba meses arrastrando. Fue entonces cuando me di cuenta que estos aceites esenciales eran mucho más potentes de lo que me imaginaba. Descubrí que tenían unas propiedades que desconocía y que trabajaban a un nivel físico sobre nosotros increíble.
A partir de ese momento me quedé locamente enamorada de los aceites esenciales, así que empecé a estudiar y a formarme sin parar.
Pero las sorpresas aún no se habían terminado. Hasta entonces no había sido consciente del poder que tienen estas moléculas aromáticas sobre nuestras emociones y de las increíbles herramientas de las que dispondría a partir de entonces para ayudarme a gestionar tanto mis emociones como las de mis monstruitos.
El poder de estos 12 aceites es infinito. He descubierto que puedo trabajar con estos aceites en todos los ámbitos de mi vida: a nivel espiritual, emocional, físico y energético. Y finalmente se han convertido en un estilo de vida (mi estilo de vida).
Para mí, hay algo mágico en los aceites esenciales en varios sentidos. Uno de los que más me llama la atención es la facilidad con que ayudan a “elevarse” y a conectar con una visión superior de las cosas. Y sobre todo como te ayudan a superar tus miedos y a gestionarte cuando pierdes el control.
Cuando te sumerges en este mundo, entras a formar parte de algo muy bonito, algo que quizás siempre habías estado buscando. Y lo mejor que siempre tienes a tu lado un grupo de apoyo que te cuida y del cual surgirán unas amistades y lazos irrompibles.
Y todo empezó simplemente con 1 difusor y 12 aceites esenciales.